Verano de 2012 y la teleserie de ese momento era la no inclusión al plantel del histórico Patricio Morales. Frases iban y venían; dimes y diretes hacían del triángulo (Morales, Miranda y Valdés) un debate interesante para el hincha. Pero lamentable para el crack, Valdés bajó su pulgar a un laborioso jugador y con un gran corazón minero.
Hoy, a casi dos años de ese lamentable
episodio, nos encontramos con algo casi parecido y dejando una muestra
clara que de los errores no se aprende. Es la aberrante noticia del
alejamiento de cuatro elementos del plantel: Ányelo Alvarado, los
juveniles José Isla, Luis Abarzúa y el emblemático Rodrigo Véliz.
No hay que ser muy perspicaz para darse
cuenta de las mentes demenciales que infirieron en esta desastrosa
decisión. Para adornar esta pasional columna de esta semana, quisiera
mencionar primero a cual títere y cada día con más meritos para el Nobel
de Literatura por su altisonante verso: Don Germán Corengia, quien se
despachó una frase del tipo “grandes pensadores” en una nota entregada
al programa PITAZO FINAL DE TVLOTA: “Los jugadores tocaron techo”.
Para mí, tocar techo para mi es llegar
al máximo límite que se pueda alcanzar. Si el equipo esta subcolista de
este mediocre campeonato, ¿tan poca cosa son todos los jugadores que hay
en Lota que ya tocaron techo?. Simplemente la expresión de este DT no
merece mayor comentario.
Otra para el bronce: “Hay que refundar
Lota Schwager”. Pretencioso por decir lo menos de una persona que con
tres meses y una espantosa campaña que da a las claras números rojos y
un porcentaje del 22.2 % de rendimiento (el balance no puede ser menos
que negativo), hablar de refundar es pasar por alto a sus jugadores e
hinchas, quienes, de una u otra forma, estamos allí.
Es
pasar por alto 47 años de historia, es pasar por alto a los insignes que
alguna vez vistieron la tricolor y lo más importante, es pasar por alto
a toda una historia de sacrificio, tesón y esfuerzo del antiguo minero.
Hay que decirlo: Corengia solo es la
cara visible y quien emite declaraciones, pero quien detrás de él es
Valdés. Claro está que Lota es su negocio, hace y deshace a su antojo,
pero poco parece importarle. Su problema no es el fondo, sino la forma.
Al tratar de imponer autoridad se volvió totalmente obnivulado y carente
de precisión en sus juicios.
Otro cuestionado por su gestión es Marco
Cornez, que de verdad no hay apelativo que le quede chico. Cero
gestión, cero resultado, cero planificación, cero propuesta. El
compadrazgo con el presidente parece ser fuerte, ya que de otra manera
hubiese sido uno de los primeros en abandonar el club.
¡Paren la mano! Si los que tienen que
dejar el club son otros y no jugadores. Menos jóvenes canteranos, cuyo
apoyo y guía es lo que más necesitan. Fíjense en esto: somos el
hazmerreír del futbol chileno y con esto, ¿que más pretenden?
No quiero un Lota Schwager dirigido por
facinerosos, gañanes y mafiosos, ya que a la luz de todo este
acontecimiento, tal parece que Don Corleone lo hizo de nuevo. Tal vez
Corengia sí tenga razón en decir que hay que refundar, pero para hacer
todo de nuevo hay que cambiar a todos, desde el rey hasta el peón.
Para la estadística y solo para la
mención, Lota perdió con Curicó. No viene al caso insistir en lo mal que
juega Lota Schwager. No es nuevo y tampoco se ve una solución a corto o
mediano plazo. Varias formaciones son la que maneja Germán Corengia.
Puede elevar su rendimiento, trepar algunos lugares en la tabla y ganar
unos cuantos partidos (por ahí hasta un clásico ante el Conce), pero
nunca será un buen equipo que haga el mínimo de justicia con la historia
que cargan.
La realidad es así: este Lota Schwager
es malo. Pero está malo porque quienes los encabezan están mal y punto. Y
"trabajando más en la semana", como dice Corengia, no se arregla el
asunto.
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